Watch Dogs: Legion

Watch Dogs: Legion

Plataformas: PlayStation 4, PlayStation 5, Xbox Series X y Series S, Xbox One, Stadia y PC

Fecha de publicación: 29 de octubre de 2020

Estudio: Ubisoft Toronto

Género:  Mundo abierto, Acción, Sigilo

Modos de juego: Un jugador; Multijugador

 

En esta casa somos muy fans de los juegos que nos ofrecen distintos métodos de afrontar misiones, especialmente si entre ellas se encuentra el sigilo y el hackeo; por eso cuando supimos de la existencia oficial de Watch Dogs: Legion, allá por el E3 del 2019, estábamos ansiosos porque llegara el momento de probarlo.

Y no era para menos; el primer juego de la franquicia, ambientado en Chicago, nos gustó bastante; quizá no una cosa loca, pero las mecánicas fueron bastante sorprendentes e innovadoras en aquel ya lejano 2014 en el que se lanzó, aunque quizá la trama se tomó demasiado en serio a sí misma y pecaba un poco de "intensita".

Un par de años más tarde, Watch Dogs 2 vino a arreglar todo lo que estaba “mal” en la primera entrega y por eso tendrá siempre un rinconcito en nuestros corazones jugones.  La acción esta vez transcurría en San Francisco y a pesar de que no innovaba demasiado en mecánicas, la historia fue otra película.  Con un tono muchísimo más gamberro que le sentaba como un guante, pudimos recorrer un mapa brutal acompañados de unos gráficos y un diseño de juego espectaculares.  Los detalles estaban cuidados al milímetro hasta el punto de parecer casi el GTA de Ubisoft. Fue todo un caramelo que nos dejó con muchas ganas de más.

Así que sí, contábamos los días para volver a ponernos en la piel de un hacker de DedSec y salvar al mundo del control de las corporaciones sin escrúpulos.  Y cuanto más íbamos sabiendo del juego antes de su lanzamiento, más y más salivábamos con las posibilidades que imaginábamos:  ¿En una Londres distópica post-Brexit? ¡Adelante!  ¿Miles de personajes jugables? ¡Póngame 20!

Foto: London, baby!

Sin embargo, tras haberlo jugado nos ha dejado un sabor agridulce.  No es un mal juego, para nada, simplemente todo eso que tenía que volarnos la cabeza, lo hace solo durante las primeras horas de juego, hasta que te acostumbras. Y a partir de ahí, todo se vuelve repetitivo y empiezas a fijarte más en las carencias que en sus logros.

Empiezas el juego alucinando con el diseño del mapa y los escenarios.  Londres, que aunque solo sea por cercanía es más conocida que las ciudades del otro lado del charco de las anteriores entregas, está increíblemente bien reproducida (y cuando digo increiblemente bien, es que es INCREIBLEMENTE bien).  Si alguna vez la habéis visitado, realmente vais a tener la sensación de estar pisándola de nuevo, solo que unos cuantos años y unas cuantas malas decisiones más tarde. Es sencillamente impresionante el trabajo que han hecho en el equipo de desarrollo.

Foto: Candem es uno de los barrios mejor reproducidos. ¡Incluso tiene su propia Cyberdog!

La siguiente novedad que te dejará boquiabierto durante un rato, es la posibilidad de que puedas elegir a cualquier personaje que te cruces como personaje jugable.  Además, la  ciudad está bastante viva y hay mucha población; no es que se vean demasiados espacios sin concurrencia, y cuando te paras a pensar en esto, realmente flipas con lo que se puede llegar a hacer.

Porque sí, si lo piensas, que todos (ABSOLUTAMENTE TODOS) los personajes del juego sean jugables, tengan su propio trasfondo y sus propias relaciones entre ellos, es como para que te explote la cabeza.  Es toda una proeza técnica, pero al final, cuando tienes a tu equipo conformado y ya tienes a los cuatro o cinco personajes que te funcionan (un crack tecnológico para las misiones de hackeo, un topo del enemigo para las misiones de sigilo, un asesino letal para ir a balazo limpio, etc.), al final te acostumbras a esa proeza y dejas de apreciarla. 

Podría decir, y no estaría muy equivocada, que me he pasado el 90% de las misiones con mi señora obrera de la construcción y su dron de carga que me permitía sobrevolar cualquier posición y analizar los puntos débiles de cada lugar en el que debía colarme.  Quizá el juego no quería que lo hiciera así, pero el caso es que he podido hacerlo, porque al final, salvo algunos beneficios propios de algunos personajes muy concretos, todo puedes hacerlo con cualquiera.  

(NOTA: Aclaramos que hemos jugado con el modo “muerte permanente” desactivado y hemos contado con nuestros mismos personajes toda la partida, pero creemos que en caso de activar el modo de muerte permanente y perder algún personaje no es demasiado difícil encontrar otro con unas características y habilidades similares, por lo que no lo consideramos demasiado significativo)

Foto: Mi señora obrera y machaca-cráneos

Además está el hecho de que esta característica de poder/tener que jugar con varios personajes diferente, nos priva de un personaje o protagonista carismático al que tomar cariño y con el que empatizar.  Durante el juego está la presencia constante de Bagley, una inteligencia artificial que nos acompañará en nuestro camino, sea cual sea el personaje con el que elijamos jugar cada vez, pero en realidad tú no le interpretas a él; tú juegas con cualquier “muñeco” y Bagley solo te acompaña; es solo una voz en tu cabeza.  El resultado es que al final todos esos personajes son solo marionetas sin chispa y  que a pesar de las molestias que se han tomado en crear un trasfondo realista para cada uno ellos, no empatizas con ninguno.

Pero la peor parte se la lleva la trama; para nosotros bastante descafeinada. Somos de la opinión de que si no te lo vas a tomar todo a pitorreo como en la entrega anterior y vas a retomar el tono serio y con mensaje de la primera, al menos implícate y hazlo de verdad y no solo a medias.

Watch Dogs: Legion está ambientado en una Londres distópica de un futuro no muy lejano, en una época post-Brexit, controlada por una corporación a la que le importan tres pepinos tus derechos y tu privacidad y que recurre a la brutalidad policial a la mínima de cambio.  En alguna misión ocasional se entreven algunas pinceladas de crítica social y algunos trazos de debate moral, pero la realidad es que el juego no pretende juzgar en demasía el escenario que nos presenta ni intentar darle una vueltecita al modo de resolver esta situación, porque continúa con la inconsistencia argumental que ya vimos también en las entregas anteriores, y es que para enfrentarte al opresor tienes que convertirte en el mismo monstruo.  Porque  ¿sabéis cómo se lucha contra una organización que oprime a un pueblo espiándolo, extorsionándolo y aniquilándolo sin piedad?  Pues al parecer con su misma medicina.  Por lo visto, aquí ser el héroe de la película, no te diferencia en nada del villano a derrotar. Porque por mucho que te lo propongas, rara es la misión que no acaba en tiroteo y con prácticamente la totalidad de los enemigos (y algún civil que pasaba por allí) con la tapa de los sesos volada... Y además, esto a la policía no le va a importar demasiado;  siempre que al terminar de aniquilar conduzcas con cuidado y sin atropellar a nadie, todo estará bien.

Como decía, ya habíamos experimentado esta inconsistencia argumental en las anteriores entregas, pero aquí, que pretende tomarse en serio, se vuelve más gravoso porque parecía que esta vez Ubisoft sí nos quería contar algo.  Al final parece que no.

En resumen, Watch Dogs: Legion es buen juego. No sobresale como podría haberlo hecho y es una pena, porque tenía la oportunidad perfecta si se hubiera arriesgado más para un lado o para el otro, y no quedarse en este insulso término medio.  Sin embargo, en general es muy entretenido, de verdad, y si os lo encontrais en oferta por ahí, no dudéis en comprarlo porque os va a dar muchas horas de diversión. Pero es solo eso: entretenido.  Perfecto para pasar un buen rato y alucinar con su puesta en escena, pero teniendo siempre claro que ese deslumbramiento inicial se va a quedar en la superficie; que son puros fuegos artificiales y que no hay profundidad más allá.